Puente de Génave

Este municipio tiene unos orígenes y una historia muy distintos a los del resto de la provincia. Una decisión, la de construir una carretera que uniera Jaén con Albacete y como parte de ella un puente, el “puente nuevo”, que se terminó en 1.889, significan su nacimiento que vino acompañado de un crecimiento vertiginoso, de tal modo que en menos de 50 años ya era un municipio, convirtiéndose así en el único pueblo de Jaén del Siglo XX.

Tras la conquista cristiana pasó a formar parte junto al resto de las tierras de Segura del Alfoz de la Orden de Santiago. En las Relaciones Topográficas de Felipe II realizadas en 1575 se menciona la existencia de un molino de harina junto al Puente Viejo, “industria” que con el tiempo fue proliferando. A mediados del XIX el núcleo urbano estaba formado por una serie de cortijadas aisladas: Pedro Nares, el molino citado, Las Ánimas y La Mina.

Desde principios del Siglo XX y hasta mediados del mismo, el núcleo fue creciendo y consolidándose al amparo de tres circunstancias: la carretera y los servicios que la misma demandaba; el auge de la agricultura gracias a la roturación masiva de tierras; y las obras públicas, ferrocarril, Baeza-Utiel, Pantano de Guadalmena y la serrería de RENFE fundamentalmente. Estas obras eran puramente coyunturales que no creaban trabajo estable por lo que en los años sesenta se invirtió estrepitosamente la tendencia, con etapas de auténtica sangría poblacional que solo ha llegado a estabilizarse en los años ochenta.